Tinder, la red social dedicada a la búsqueda de una media naranja, está cumpliendo una década de vida y ha dejado muchos cambios en el mundo de las relaciones. El cupido móvil se ha convertido en una aplicación icónica con su sistema de “deslizar”: si estás interesado en alguien deslizas tu dedo hacia la derecha o, en caso de no interesarte, lo deslizas hacia la izquierda. Actualmente, esta plataforma para encontrar pareja o una relación lidera el mercado de las citas en línea.
Poco le ha importado a Tinder que existan más de 1.500 aplicaciones similares. En este 2022, la empresa ha proyectado un ingreso que podría alcanzar los US$2.850 millones, según el sitio especializado de datos Statista. Nada parece que será igual en el mundo del amor, aunque la idea de esta app no sea novedosa. En 1727 habría aparecido el primer anuncio, de una mujer en el Manchester Weekly Journal, solicitando alguien con quien “pudiera compartir la vida”.
Tinder y las citas románticas
Actualmente, unas 300 millones de personas utilizan la tecnología para coordinar algún encuentro casual o buscar el amor de su vida. Antes de las apps, era muy común ver avisos o publicaciones en los anuncios clasificados en la sección que solía tener el nombre de corazones solitarios. Una década atrás, emplear una aplicación de citas era algo estigmatizante que, sin embargo, tuvo una rápida evolución.
Muchos casos se han reportado de parejas que se han casado tras conocerse en este tipo de plataforma para encontrar pareja. Sin embargo, todavía hay mucha gente reticente a “matchear”, terminó usando en estas apps cuando se acepta conocer a una persona o se está interesado en conocerla.
Parece que Internet va a dominar todo, inclusive el mundo del amor. Todo indica que se profundizaron las experiencias virtuales en materia amorosa. Algunos de los últimos estudios sobre el tema han planteado que los encuentros virtuales dejan las mismas secuelas psicológicas que las experiencias reales. El amor hacia el siglo XXI.