Recientemente, la NASA ha alcanzado un hito importante en la tecnología de propulsión espacial con el exitoso despliegue de una vela solar avanzada. Esta vela, conocida como ACS3 (Sistema Avanzado de Vela Solar Compuesta), marca un avance significativo hacia la exploración espacial sin necesidad de combustible.
Vela solar: tecnología de propulsión sin combustible
La ACS3 es una vela solar de 80 metros cuadrados que utiliza la presión de la radiación solar para generar movimiento, basándose en una teoría propuesta por Johannes Kepler en 1619. Según esta teoría, la luz del Sol ejerce una fuerza sobre los objetos, algo que fue confirmado en 1871 por James Clerk Maxwell como presión de radiación. Esta tecnología permite que las velas solares, al igual que los veleros en el mar, aprovechen esta presión para moverse sin consumir combustible.
La ACS3 fue lanzada a bordo de un cohete Electron en un pequeño satélite CubeSat de 34 cm, y su éxito en el despliegue en órbita terrestre baja es una muestra del progreso en el desarrollo de materiales ligeros y resistentes. De hecho, la vela está compuesta por un material polimérico reforzado con fibra de carbono, que es un 75% más ligero y mucho más resistente a la deformación que las velas metálicas anteriores.
Aplicaciones futuras
El uso de velas solares promete revolucionar la exploración espacial al reducir los costos y permitir nuevas misiones que antes no eran viables. Estas velas podrían utilizarse en misiones de reconocimiento de asteroides, en relés de comunicación para misiones tripuladas a Marte o incluso para limpiar la basura espacial al convertir satélites antiguos en veleros.
El éxito de la ACS3 no solo representa un avance técnico, sino que también allana el camino para velas solares de hasta 500 metros cuadrados en el futuro. Este desarrollo abre nuevas posibilidades para la exploración del espacio profundo, permitiendo misiones más prolongadas y eficientes gracias al uso de una fuente de energía inagotable: la luz solar.