La salud mental y la urgencia de responder mensajes

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Un estudio reciente revela lo agobiante que resulta, para la salud mental, estar pendiente de los correos electrónicos. El trabajo también apunta, además del aspecto psicológico del empleado, cómo afecta a sus personas cercanas. Una notificación de e-mail, principalmente fuera del horario laboral, es de lo más problemático. William Becker es coautor de un estudio que analiza los efectos de los correos electrónicos y el bienestar. Para este profesor de la Universidad Virginia Tech algo anda mal si nuestro último pensamiento del día es sobre el trabajo.

La principal conclusión del trabajo realizado apunta a que estar siempre conectado conlleva a un agobio que se denomina e-ansiedad. Esta situación afecta psicológicamente a los empleados como también a sus allegados. Los investigadores constataron que, la supervisión excesiva del e-mail en horarios no laborales, es perjudicial para el bienestar y las relaciones. Revisar, obsesivamente, la bandeja de entrada de nuestro correo electrónico es una señal de alerta. Sin embargo, para los expertos, también pensar constantemente en ello es algo nocivo.

El trabajo tecnológico y la salud mental

El efecto negativo, de estar constantemente pendiente del correo electrónico, se traspasa a las parejas e hijos. Principalmente, cuando el empleado no consigue despojarse completamente del trabajo. Esto suele generar conflictos en los momentos de actividades de ocio o en el relacionamiento efectivo entre los integrantes de la familia. Esta situación que se vive, en estar pendiente de la bandeja de entrada de nuestro correo, es totalmente diferente a quienes tienen una sobrecarga laboral.

Diferentes expertos señalan que la cultura de la inmediatez, sobre todo en el ámbito laboral, es una situación a abordar con rapidez. Es necesario diferenciar entre “lo urgente y lo importante” y dosificar el acceso a las apps. Además, entienden los especialistas, se debe analizar la exigencia y las expectativas de cada trabajador, por sobre el reclamo laboral. La obsesión de estar siempre activo es otro elemento que lleva al síndrome del “trabajador quemado”.

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