La GPT Store prometía cambiar por completo la forma en que se utilizaba ChatGPT, ofreciendo una amplia gama de GPTs diseñados para satisfacer necesidades específicas. Sin embargo, lo que inicialmente se presentó como la “tienda de aplicaciones del futuro” se ha convertido en un nido de spam en cuestión de meses, dejando a los usuarios desilusionados y frustrados.
El deterioro de la experiencia de usuario de la GPT Store
Cuando OpenAI lanzó la GPT Store, la visión era ambiciosa: permitir a los usuarios acceder a versiones personalizadas del chatbot y ofrecer una plataforma para que los desarrolladores pudieran monetizar sus creaciones. Sin embargo, la falta de moderación efectiva ha permitido que la tienda se llene de contenido basura y potencialmente infractor, desde GPTs con descripciones engañosas hasta aquellos que violan derechos de autor. A pesar de los intentos de OpenAI por implementar un proceso de revisión que combine la intervención humana con sistemas automatizados, el volumen abrumador de GPTs disponibles ha superado las capacidades de filtrado de la plataforma.
El catálogo de la GPT Store ahora está inundado de spam, con GPTs que intentan dirigir a los usuarios a servicios de suscripción premium, utilizan contenido protegido por derechos de autor de manera ilegal o incluso suplantan la identidad de figuras públicas. Este deterioro de la calidad ha transformado la experiencia de usuario que prometía ser revolucionaria en una fuente de frustración y desconfianza.
La situación actual de la GPT Store refleja los desafíos enfrentados por otras plataformas tecnológicas en sus inicios, pero a una escala aún mayor debido al rápido crecimiento de ChatGPT y su tienda asociada. Ahora, la responsabilidad recae en OpenAI para implementar medidas efectivas que restauren la integridad de la GPT Store y cumplan con la promesa inicial de ofrecer una plataforma segura y atractiva para los usuarios.